Por sus nombres los conocerƩis

AĆŗn en estos tiempos tan desmemoriados –cuando no amnĆ©sicos–, para quienes hacemos uso frecuente de esa facultad cerebral para un mejor entender del mundo, gustamos de recordar cómo van evolucionando las cosas y nos deleita analizar su devenir. AsĆ­, en esta ā€˜onda’, ha querido la casualidad que en los Ćŗltimos tiempos tres compaƱƭas espaƱolas de ciberseguridad hayan decidido dar plantón a su pasado y cambiar su denominación, dejando atrĆ”s (u ofuscĆ”ndolas) sus marcas primigenias: asĆ­, las antaƱo Logtrust, Prosegur (Ciberseguridad) y Panda Security, han dado paso, respectivamente, a Devo, Cipher y Cytomic. Naturalmente, por casuĆ­sticas distintas y con matices. VeĆ”moslos.

La operación mÔs alejada en el tiempo corresponde a la actual Devo, que hace justito un año, al tiempo que captaba la nada despreciable cantidad de 21,5 millones de euros de inversores estadounidenses para seguir proyectando su competitiva plataforma de recolección y analítica de datos, decidió rebautizarse. Su nuevo nombre, buscando ansiosamente que fuera breve y de fÔcil pronunciación multilingüe, anecdóticamente no es nuevo, sino que también lo fue el de un afamado grupo norteamericano de pop setentero con una estrambótica imagen, notoriamente conocida porque sus integrantes lucían en sus testas sendas macetas. Sus éxitos internacionales refrendan que son hits del bit parade.

Por su parte, el gigante de la seguridad clĆ”sica Prosegur anunció a principios de este aƱo la compra de una participación mayoritaria de Cipher, una compaƱƭa referente en ciberseguridad con presencia en EE.UU., Brasil y Reino Unido, con la intención de profundizar en este Ć”mbito negocial, confiriĆ©ndole un alcance global gracias a sus seis SOCs. La operación, al tiempo, complementa y aporta en servicios gestionados, consultorĆ­a y en la incorporación del Laboratorio de R&D a su Ć”rea de Inteligencia de Ciberseguridad, lo que propiciarĆ” la creación de una plataforma de gestión del riesgo global. Tras el abandono de la denominación precedente –Prosegur Ciberseguridad– excesivamente asociada a otras actividades de protección mĆ”s convencionales de la matriz y en no siempre fĆ©rtil sintonĆ­a con la ciberseguridad, adopta la denominación de la adquirida –cifrador/cifrar, en castellano– como nueva ā€˜marca’. Precisamente este próximo dĆ­a 13, Cipher harĆ” su puesta de largo en Madrid.

El tercer y Ćŗltimo ejemplo es muy reciente. De solo semanas. Tras una dilatadĆ­sima singladura mercantil iniciada a comienzos de los noventa del siglo pasado –no exenta de vaivenes en sus enfoques tecnológicos y de llevanza negocial–, Panda Security alumbra una marca especĆ­fica para atender el mercado corporativo: Cytomic. La elección de una muy solvente profesional para asentar esta iniciativa en un mercado estratĆ©gico no siempre receptivo a algunas de sus anteriores propuestas, augura Ć©xito, pues en su hoja de ruta actual figura el compromiso de ofrecer potentes tecnologĆ­as y servicios especializados acordes a una demanda bastante mĆ”s sofisticada de protección en los ecosistemas de las grandes corporaciones.

Este triplete de compaƱƭas de nuestro paĆ­s –al menos en origen– se da de bruces con un entorno espaƱol y continental miope y torpón en fondo y forma, incapaces hasta hora de contribuir a reforzar, proteger y defender a sus activos de esta industria, abocĆ”ndoles casi siempre a dejarse adquirir por actores norteamericanos de todo pelaje, y causando una peligrosĆ­sima descapitalización de talento y tecnologĆ­a en un Ć”mbito crĆ­tico para la supervivencia y autonomĆ­a de nuestro venerable continente. El reciente informe del Tribunal de Cuentas Europeo centrado en ciberseguridad –del cual SIC da cumplida información en esta edición– no arroja lugar a dudas: los escuĆ”lidos y dispersos intentos se aproximan bochornosamente a la inacción real, mĆ”s allĆ” de voluntariosos informes y estrategias.

Ā”QuĆ© envidia constatar que Reino Unido haya nombrado a un embajador de Ciberseguridad (Henry Pearson) para apoyar las ventas y la exportación de su ciberindustria en el exterior y quĆ© lĆ”stima que nuestra Embajadora en Misión Especial para las Amenazas HĆ­bridas y la Ciberseguridad (Julia Olmo), tras una fantĆ”stica labor en tan solo aƱo y medio, nos tenga que dejar justo este mes por otro destino, desperdiciando el MAEC un activo tan importante y privĆ”ndonos de una fajadora diplomĆ”tica de gran lucidez para entender el nada trivial ā€˜gallinero’ espaƱol y europeo en estas cuestiones! SĆ­ lectores, es una lĆ”stima que, aunque no pocas voces lo vengan pidiendo, no se haya aunado en un mismo ministerio la polĆ­tica exterior y el comercio exterior en pro y por el bien de los intereses espaƱoles y de la ciberindustria nacional. No digo mĆ”s.

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