Gestión de Riesgos. La especie humana, frente a otras, tiene una gran capacidad para analizar y gestionar riesgos, que alcanza todos los rincones de lo conocido: la esfera individual, la familiar, la amistosa, la social, la profesional, la organizativa, la política, la de los negocios, la de las proyecciones de futuro, la de cada disciplina o actividad –esté o no reconocida–; baña a los consejos de administración, a la alta dirección, a los cuadros intermedios, a servidores públicos, a empleados, proveedores, interesados, gente honrada, delincuentes, poetas, matemáticos, ingenieros, juristas, economistas, financieros…
La gestión de riesgos está ligada a las personas y a lo que hacemos desde hace milenios, y es el pilar de uno de nuestros rasgos evolutivos más celebrados: la previsión. Lamentablemente, y hasta la fecha, esta facultad no la tenemos muy perfeccionada cuando la aplicamos a ciertos contextos, y todavía andamos a la greña con los métodos para llevarla a efecto. Además, no está mínimamente asegurado que el proceso se vea libre de participantes estúpidos, imbéciles, cobardes, insensatos, temerarios, pusilánimes, ignorantes y negligentes, entre otros. Y tampoco que los efectos de su participación haya sido considerada y calificada en el análisis.
Con motivo de la pandemia asociada a Covid-19, que lamentablemente se está llevando vidas diariamente y dejando traumas en muchas personas, a la cadena de valor del sector sanitario y a los sistemas de salud que tenemos en los países se les han saltado las costuras. Y no han explotado por dos razones principales: la entrega vocacional de los profesionales implicados en la Sanidad, y el compromiso de la ciudadanía. Tendremos que identificar deficiencias y remediarlas en el espacio y en el tiempo, estudiar lo aprendido y prever para estar lo mejor armados posible y aguantar de forma más adecuada situaciones de estrés como las que estamos viviendo.
Pero no nos engañemos, cuando se va materializando una amenaza (sea o no fantasma; en este caso, no lo ha sido), y nos vamos sobreponiendo a la sorpresa e intentando reaccionar, vemos que aunque estaba prevista la posibilidad de manifestación de epidemia y pandemia (solo prevista), ningún estado-nación, conjunto de estado-nación y entidad internacional (que se sepa) disponía de un plan para minimizar el impacto de un deterioro rápido, masivo y casi completo de la actividad económica. Todos estamos tristes por ir viendo tantos fallecimientos, tanto sufrimiento… Estamos emocionalmente tocados… Pero el deterioro económico, cuyos efectos a corto plazo ya estamos sufriendo, tendrá efectos a medio y largo (incluso para los sectores que legítimamente están teniendo facturaciones de marca hoy), creando un escenario complejo de riesgos dinámicos e interrelacionados. Miedo da pensar en qué manos políticas está el mundo.
Sectores esenciales. No hemos tenido hasta la fecha en España (y salvo falta de equipos y materiales suficientes en el contexto de la sanidad y la salud en relación con Covid-19) problemas de suministro de energía, combustibles, agua, alimentos y bebidas, servicios digitales, distribución y transportes, servicios de operadores de telecomunicaciones, proveedores de servicios digitales, bancarios, medios de información general… Con independencia de su catalogación, muchos de ellos (cuando no todos, y más en estado de alarma) han estado y están a la altura en sí (sin distingos entre lo público y lo privado). La mayoría usan de forma masiva las TIC y están realizando, además de una gestión específica de protección de las personas, una gestión de riesgos de negocio/actividad (continuidad y contingencia TIC), de protección de la información y de ciberseguridad muy relevante, máxime en el escenario de teletrabajo que nos invade. No lo podrían hacer sin el concurso del ramo de ciberseguridad.
Securmática 2020. La revista SIC, tras la declaración de pandemia por la OMS, consideró posponer la celebración de la XXXI edición de este congreso, inicialmente prevista para abril. En los días previos a la declaración del estado de alarma en España, quedaron fijadas las nuevas fechas de celebración: los días 29 y 30 de septiembre y 1 de octubre del presente.
Nadie sabe a ciencia cierta cómo va a evolucionar la pandemia, qué normas deberemos cumplir y cómo afectarán a una reunión presencial de las características de Securmática y de las también pospuestas Cena de la Ciberseguridad 2020 y entrega de los Premios SIC 2020 (en este caso fijadas para el 30 de septiembre). No hay más, por ahora.