DigitalizaciĆ³n: el riesgo integral de cagarla
El calamitoso episodio mundial que estamos viviendo, y la necesidad de que la UE ponga euros y, de paso, indique a sus estados miembros en quĆ© hay que invertirlos y gastarlos, se ha convertido en el propelente de la digitalizaciĆ³n, entendida como la transformaciĆ³n multidimensional que va a provocar el despliegue de la tecnologĆa, red celular y sistema 5G (convenientemente infiltrados por los nuestros y los malos), llevando al ciberespacio a un periodo de inflaciĆ³n desbocada en la IoT y la IoP āquiĆ©n sabe con quĆ© grado de autonomĆa e intensidad en el uso de IAā. (Dejaremos por ahora fuera de este escenario a la computaciĆ³n cuĆ”ntica y el Post-Cuantum).
Siempre que hay necesidad imperiosa de euros para afrontar problemas graves en el plazo inmediato y corto, es comĆŗn (y, en cierto modo, comprensible) caer en el error de descuidar la construcciĆ³n del futuro a medio/largo. Pero con la digitalizaciĆ³n no nos podemos permitir ese lujo, si es que nos dejaran.

JosƩ de la PeƱa MuƱoz
Director
jpm@codasic.com
La parte mollar del complejo proceso ya iniciado la vamos a ir dirimiendo entre 2020 y 2025. Y para que la Humanidad lleve el control en este viaje las entidades internacionales y supranacionales, los estados, administraciones pĆŗblicas, empresas, la fuerza de trabajoā¦, tienen que analizar y adaptarse a los efectos de los cambios que se avecinan en los modelos de vida, desplazamientos de poder y riqueza, derechos y deberes, relaciones entre personas y entre personas y cosas, servicios, infraestructuras, modos de regulaciĆ³n y control, espionaje, cibercrimen, blanqueo de capitales, insurrecciĆ³n civil, terrorismoā¦ Y para mĆ tengo que no estĆ”n lo suficientemente analizadas estas menudencias, al menos no como para reconducir este proceso de transformaciĆ³n a cauces gobernables. Vamos, que la mayorĆa estamos a por uvas y en nuestro negociado y, por tanto, en vez de irnos transformando, los listillos de la clase llevan aƱos transformĆ”ndonos.
Tanto la digitalizaciĆ³n de garrafĆ³n como la digitalizaciĆ³n āilustradaā, nos llevan a una dimensiĆ³n ciberfĆsica muy profunda y granular. Y aquĆ enlazo estas reflexiones previas con la ciberseguridad, principalmente en tres frentes: la formaciĆ³n, la PIC-NIS y los llamados derechos digitales.
FormaciĆ³n. Llevamos aƱos necesitando profesionales de ciberseguridad por distintas razones y en diferentes momentos. Y de tanto decirlo los que hacen estrategias se dieron por aludidos, dieron por buenos tres informes y ya han reservado en sus discursos (hasta que lo desbanque una nueva milonga) un pĆ”rrafo para informarnos de los miles y miles de curritos (los llaman, en abstracto, talento) que se precisan en ciberseguridad con esto de las ānuevasā tecnologĆas. Malo: lo cuantitativo, sin mĆ”s, suele ser el refugio de gestores de niquiscocio y tratantes de ācarne frescaā para el dĆa. Hay que introducir urgentemente el criterio cualitativo para intentar saber quĆ© van a ir demandando en cinco aƱos las organizaciones transformadas (incluidas las administraciones pĆŗblicas) y empezar ya a formar personas en algĆŗn frente mĆ”s que el de la seguridad perimetral y aledaƱos. Y no solo: habrĆa que saber, ademĆ”s, si tenemos formadores expertos en ciberseguridad a la altura y en nĆŗmero suficiente. SerĆa una manera honrada y patriĆ³tica de invertir la pasta con buen criterio.
Seguridad Integral. La naturaleza de la fusiĆ³n profunda de lo ciberfĆsico que ya estĆ” patente hoy, y que serĆ” la quintaesencia en pocos aƱos, deja obsoleta la actual concepciĆ³n europea (por no ir mĆ”s lejos) de la PIC-NIS y de la transposiciĆ³n que hemos hecho en EspaƱa de ambas piezas. Y mĆ”s obsoleto todavĆa parece el concepto de seguridad integral esgrimido desde el siglo pasado por la seguridad fĆsica para apropiarse de todo lo que fuera saliendo. El tipo de gestor y de experto que se va a necesitar aquĆ se aleja de esa vetusta perversiĆ³n gremial, que creciĆ³ ignorando el ciberespacio. Aunque, ĀæquiĆ©n sabe? A lo mejor terminamos todos hablando de Riesgo integral.
Derechos digitales. Como se sabe, hay un Grupo, creado a instancias de la SecretarĆa de Estado de DigitalizaciĆ³n e Inteligencia Artificial, que estĆ” trabajando en cĆ³mo incorporar de manera aplicable en nuestro ordenamiento los derechos digitales recogidos en la Ley OrgĆ”nica de ProtecciĆ³n de Datos Personales y garantĆa de los derechos digitales, entre los que se encuentra el derecho a la seguridad digital.
Que el legislador le entrara aquĆ a la garantĆa de derechos digitales, se salĆa de la foto del RGPD. Pero no lo dude: es la parte mĆ”s apasionante de la Ley OrgĆ”nica 3/2018. Saber en quĆ© va a quedar la cosa se me presenta casi con tanto morbo como acertar en la cantidad de piastras que se van a destinar en los prĆ³ximos PGE a ciberprotecciĆ³n.