Ciberseguridad: a veces, vemos euros
No es mala noticia para el sector de la Ciberseguridad que el Gobierno de EspaƱa quiera elevar ostensiblemente la capacidad anual de inversiĆ³n y gasto de Incibe. De salir adelante los PGE planeados para 2021 sin modificaciones en este particular, esta Sociedad dispondrĆa de 253 millones de euros, frente a los 23 millones largos correspondientes a 2020. Para una sola entidad, bien podrĆamos hablar de subidĆ³n.
Pero no debemos confundir la asignaciĆ³n presupuestaria para Incibe con lo que el Estado espaƱol, en base a los PGE, vaya a gastar y a invertir en ciberseguridad, tanto en productos como en servicios. Y no es admisible que se justifique la ausencia de tan crucial dato (nadie parece saberlo) por la supuesta dificultad de segregar la ciberseguridad embebida o el mero hecho de ponerle nombre a partidas de TIC (consultorĆa, integraciĆ³n, servicios gestionados y productos) sin especificar el peso presupuestario de la ciberseguridad en las mismas.

JosƩ de la PeƱa MuƱoz
Director
jpm@codasic.com
La AGE, las Comunidades AutĆ³nomas y las Administraciones Locales deben hacer emerger lo que invierten y gastan en ciberseguridad. Y deben fijar partidas presupuestarias que realmente respondan a tal concepto. Si no se hace asĆ, la gestiĆ³n pĆŗblica de los riesgos de ciberseguridad seguirĆ” siendo un ectoplasma, un Ć”rea de actividad en el limbo presupuestario.
El buen gobierno del dinero pĆŗblico obliga a todas las administraciones pĆŗblicas a esforzarse en calcular estos datos y a divulgarlos de modo transparente. De ser asĆ, podremos empezar a enjuiciar en el contexto si estamos invirtiendo mucho o poco, si vamos desenfocados, si hay partidas basadas en la inercia, si hay Ć”reas sin atender o que requieren mĆ”s atenciĆ³nā¦ En fin, lo mĆnimo que se despacha en la noble disciplina de la buena administraciĆ³n. Y sĆ se puede plasmar presupuestariamente la ciberseguridad porque ya sabemos en lo que consiste y cuĆ”les son sus fronteras tĆ©cnicas, tecnolĆ³gicas y organizativas.
A estas alturas de la pelĆcula, hay razones suficientes para dejar de darle tantas vueltas al recuento de amenazas y ataques, y para frenar la hipertrĆ³fica elaboraciĆ³n descoordinada de estudios, guĆas y documentos variados.
La mĆ”s importante de estas razones la llevamos ya en la chepa: se trata de la gestiĆ³n de la transformaciĆ³n digital del Estado (ya no hay mĆ”s tiempo para meditarla), que viene con la ciberseguridad por diseƱo (lamentablemente como concepto, no como realidad), lo que no significa que no se pueda y deba medir individualmente con la unidad de mayor uso comĆŗn en la UE: el euro. Ā”Menudo indicador para el cuadro estatal de mandos!
Ā”LeĆ³n, mucha mierda!
Como es sabido, el Gobierno de EspaƱa presentĆ³ en su momento a la ciudad de LeĆ³n como candidata a sede del āCentro Europeo de Competencia Industrial, TecnolĆ³gica y de InvestigaciĆ³n en Ciberseguridadā, que forma parte de uno de los proyectos nucleares de la UE y los Estados miembros participantes para el periodo 2021-2027 dentro del Plan Europa Digital.
A fecha de cierre de esta ediciĆ³n, se habĆan presentado tambiĆ©n como candidatas Bruselas, Luxemburgo, Bucarest, Vilna y Varsovia.
Si todo va segĆŗn lo previsto, la ComisiĆ³n Europea podrĆa decidir a principios del aƱo prĆ³ximo quĆ© ciudad se llevarĆ” el Centro. OjalĆ” sea LeĆ³n.