♪ Maná, maná ♪

Como es sabido, a finales de julio el presidente Sánchez presentó con gran boato España Digital 2025, un plan a instancias de los Fondos europeos para la recuperación de la economía, que prevé movilizar una inversión pública y privada de 70.000 millones de euros en el periodo 2020-2022.

El documento incluye entre sus pretensiones la de tratar de disponer de 20.000 especialistas en ciberseguridad, IA y datos en un lustro. Ahí es nada. Además, en su ‘Eje 4’, del punto 13 al 17, se establece la necesidad de crear una “Línea de Ayuda en Ciberseguridad”, fortalecer la ciberprotección de ciudadanos, pymes y profesionales, impulsar el ecosistema empresarial en el sector y propiciar que España se convierta en un “nodo internacional” en el ámbito de la ciberseguridad, principalmente.

Esta prevista inyección europea se ha visto en buena parte propiciada por las altas esferas continentales –con la mismísima Angela Merkel a la cabeza–, últimamente muy activas y concienciadas clamando contra la pérfida Rusia por sus repetidas incursiones digitales ilegales en nuestro acomodado jardín virginal, si bien, todo hay que decirlo, sin haberse podido demostrar autorías y atribuciones fehacientes.

El enrarecido caldo de cultivo que emborrona la prometedora prosperidad que nos traerá la digitalización a mansalva se sigue emponzoñando, también, con el ‘tsunámico’ ransomware, últimamente imparable en su azuzar. Sin ir más lejos, a empresas de empaque de aquí: Adif, Endesa, Mapfre, Segurcaixa-Adeslas, Vodafone…

Así que, con justificada preocupación, tanto los próceres europeos como los españoles han optado por destinar cuantiosos recursos para reforzar nuestros ecosistemas de ciberprotección auspiciando iniciativas, proyectos, I+D+I, industria, tecnologías, especialistas, identidad digital, nube continental…

Estas potentísimas partidas, que sobre el papel bienvenidas sean, han puesto a salivar a abundantes candidatos a nutrirse de la descomunal ubre continental a punto de ofrecérseles. Por ello mismo, a uno le viene a la mente la simpática “Maná, Maná”, canción popularizada en tiempos de Barrio Sésamo por algunos de sus protagonistas y hoy metafóricamente adecuada para apuntar a esta ambrosía presupuestaria que todo lo puede desencadenar, incluida la picaresca.

Como ya sucediera en ocasiones pretéritas habrá que prestar mucha atención al deambular de los ciberñecos paracaidistas del Barrio UEsamo de hoy, quienes al amparo del descaro y la desmemoria piscícola imperante, a buen seguro se disponen a dilapidar y/o sacar la mayor tajada posible sangrando a nuestro coqueto sector y a sus bienintencionados dispensadores.

Por ello mismo, inquieta pensar que a los agentes a quienes parece se les va a encomendar la llevanza, asignación, distribución y/o supervisión de estos ingentes recursos carezcan de los conocimientos y preparación necesarios para culminar con éxito estos esfuerzos de la UE. Al respecto, uno viene observando cómo, de manera insistente en no pocos saraos y foros, lo mosqueante que resulta escuchar a algunos próceres, venidos muy arriba, afirmar con total descaro y sin la más pajolera idea, que nuestra industria está destinada a liderar con certeza absoluta no sé cuántos rankings de los más mejores y chachis y que seremos referencia estelar a nivel europeo, cuando no galáctica. Por cierto, no pocos de estos arúspices cracks han aterrizado en el sector como quien dice anteayer. Así que, ¡ea, con un par y a por todas!

Esta bochornosa actitud, anunciando de manera temeraria que nuestro sector guapamente será líder sin saber siquiera como paso previo ni cómo es, ni de qué adolece ni en qué destaca, ni cómo queda cotejado con los restantes competidores europeos, ni cómo se dimensiona comparativamente con otros ámbitos digitales en expansión transformacional, es para echarse a temblar.

A tenor de lo hasta ahora hecho y cosechado, tampoco son triviales los indicios que apuntan a nuevos intentos de pastorear a ciegas y fútilmente a las estaraps de turno en su camino hacia la ‘unicorniez’ prometida y, al tiempo, dejando marginadas a las verdaderas empresas emprendedoras que con no poco sudor se vienen fajando desde hace años en los frentes internacionales sin necesariamente tener que degustar pórquido en la sempiterna RSA. Todo hace temer que, a buen seguro, veremos emerger una sedienta fauna de ‘estaraps’ especializadísimas con gran chance en el asunto y ansiosas de pillar reparto. La imaginación de los aspirantes no escaseará: atentos a la llegada de SIEMpre en cabeza Inc, bioANAlitycs En Babia, Bloksheinstei o Mordorsec.

Entretanto, y afortunadamente, hay otros con el trasero pelao que sí están sabiendo cómo sacar adelante el desafío de abrirse hueco en este competitivo universo. Un par de botones de muestra: la compañía de análisis de datos Devo, con el visionario Pedro Castillo como detonante de un más que exitoso proyecto de origen español, que levantó en verano una relevante ronda de financiación captando nada menos que 51,17 millones de euros; otro tanto sucedió recientemente con la empresa de inteligencia centrada en proteger la identidad, 4iQ, también fundada por un español, el espabiladísimo Julio Casal –tan pegadito él siempre al ínclito entrepeneur Alberto Yépez–, recaudó sendos 25,5 millones. Lástima que en ambos casos el tío SAM se lleve buena parte de lo gestado y en la abotargada Europa la miopía prosiga.

Otra admirable muestra de savoir faire es la llevada a cabo por una –esta vez sí– indiscutible y merecida referencia: Telefónica, que en octubre presentó Telefónica Tech Ventures, su vehículo de inversión en ciberseguridad, impulsado por ElevenPaths y por Telefónica Innovation Ventures, Corporate Venture Capital de Telefónica con el prístino objetivo de detectar la innovación disruptiva en ciberseguridad, especialmente en los ámbitos de Threat Intelligence, nube, protección de datos, e IA aplicada a la ciberprotección El broche de oro de nuestra flamante multinacional es la puesta en marcha de varios centros de innovación en ciberseguridad especializados como el gallego Tegra en protección de la información, C4IN (Seguridad de la industria/OT) en León y SOTH (Seguridad en IoT y cumplimiento normativo) en Valencia.

Así es como se deben hacerse las cosas. Tómese ejemplo de los serios y desháganse de los ciberñéticos, estricta supervisión mediante.

Your browser is out-of-date!

Update your browser to view this website correctly.Update my browser now

×