InnovaƱa: ātutto va beneā
Con la clarividencia y agudeza que caracterizan las actuaciones de la UE, hemos descubierto que tenemos que modernizarnos, y que para ello hay que hacer hincapié en la transformación digital y en la sostenibilidad. Los euros son para eso, y no para crudo gasto corriente. De ahà la importancia de justificar lo que vamos a hacer con la pasta.
Y una de las primeras cosas que tenemos que plantearnos como estado (ademĆ”s de ponernos de acuerdo en quĆ© paĆs queremos) es, precisamente, modernizar nuestro ecosistema de I+D+i, si es que lo que tenemos puede llamarse asĆ.
El de la transformación digital es un escenario que ni pintado para esto. En él, ademÔs, la ciberseguridad ocupa un papel relevante en el control de riesgos, por cuanto es desde aquà desde donde podemos poner en prÔctica su existencia bÔsica por diseño y tener una oportunidad de ser competitivos en un futuro en el que la automatización y la industrialización de servicios van a estar ligados a la IA, a la que habrÔ que nutrir con la dual creatividad de nuestra especie.

JosƩ de la PeƱa MuƱoz
Director
jpm@codasic.com
Pero la ciberseguridad no existe sola, sino que opera en relación con algo, hecho transcendente para el propósito antedicho; a saber, modernizar nuestro ecosistema de I+D+i, especialmente en el apartado de lo aplicado (o aplicable).
Y lo primero serĆa que los investigadores, aquĆ, pudieran trabajar en los entornos operativos y codo con codo con los equipos de Dev-Sec-Ops de entidades āusuariasā. Dar con la fórmula para sistematizar este proceso y fijarla como rasgo en nuestra cultura productiva āsin menoscabar la relación de estos grandes usuarios multimercado con sus grandes proveedoresā, permitirĆa ampliar la visión del I+D+i, darle una mejor apoyatura en la usabilidad de lo construido o diseƱado, una mejor salida en el mercado y, claro estĆ”, ampliar el hecho innovador tambiĆ©n a los servicios TIC robustos y con ciberseguridad viable de calidad.
Al tiempo, conseguirĆamos que nuestros investigadores tuvieran una visión de por dónde van los tiros con perspectiva, algo que resulta imposible de saber en sus centros y departamentos clĆ”sicos de I+D+i.
ĀæQuĆ© ganarĆan a medio plazo los grandes usuarios? Transformación de alta calidad, elevación de su competitividad en los negocios y participación en patentes.
Y no estarĆa de mĆ”s que, aprovechando el momento, algunos polĆticos se sacudieran el prejuicio ideológico que tienen ante la llamada venta de armas, porque EspaƱa, como paĆs, necesita tener armamento digital de nivel. AdemĆ”s, el sector clĆ”sico de la seguridad y la defensa, y sus clientes, podrĆan repensar su papel y el del I+D+i+P (de producción), y analizar por lo menudo por quĆ© el mundillo de la ciberseguridad se le ha subido tecnológicamente a la chepa. Se me ocurre una explicación: que dicho mundillo todavĆa busca la innovación como el vampiro la sangre.
Aprovecho la ocasión para mencionar dos ideas mĆ”s. Una tiene que ver con el papel de la industria de ciberseguridad āextranjeraā en el mercado espaƱol. Su papel es relevante, porque da trabajo, algunas empresas ponen centros, nos ayudan a modernizarnos y, muy importante: estĆ”n acostumbradas a competir, un hecho que nos obliga a superarnos.
La otra idea la podemos desdoblar en una pareja de ācuantosā enmaraƱados. De una parte, no podemos continuar con un aparato de apoyo al I+D+i que pudiera llegar a consumir una cantidad desproporcionada de recursos en relación con los destinados al I+D+i en sĆ.
De otra parte, parece que hoy cada actor del macroaparato de apoyo al I+D+i se mide en base a lo que le interesa para justificar su particular actividad. Eso es, en cierto modo, tramposo. Pero no lo peor. Y ante semejante afirmación, se preguntarĆ” usted, lector: āY, entonces, De la PeƱa, ĀæquĆ© es lo peor?ā. Contestación: que nadie ha medido quĆ© resultados nos va dando el I+D+i, porque parece que nadie sabe de forma concreta quĆ© hay que esperar del I+D+i. OjalĆ” que la ciberseguridad se libre de semejante fantasma.