La del ciberpirata cojo
En agosto de hace ahora 30 aƱos asomĆ³ la patita el denominado āhipertextoā, que a la postre darĆa carta de naturaleza planetaria a lo que luego han venido siendo las procelosas aguas de la www y sus derivados bajo el paraguas genĆ©rico de āInternetā. Justito un mes despuĆ©s en aquel paradigmĆ”tico aƱo, tambiĆ©n nosotros asomĆ”bamos la patita editorial. ĀæOlfato, casualidad, predestinaciĆ³n?
19.950 dĆas y 17.400 pĆ”ginas mĆ”s o menos despuĆ©s, lo que inicialmente se llamaba Revista de Seguridad InformĆ”tica, y hoy SIC, enfila āenfilamosā, en este mes de septiembre nuestro trigĆ©simo aƱo de existencia.
Estas tres dĆ©cadas de travesĆa por el ocĆ©ano informĆ”tico, emocionantes y sobrecogedoras a partes iguales, nos traen hoy a un convulso 2021, donde la āpaz frĆaā, como cruel ādĆ©jĆ vuā, retorna a nuestro horizonte haciĆ©ndonos ver que, a la hora de la verdad, poco o nada ha cambiado, aunque ahora ramoneemos tambiĆ©n por el universo bit.
Los histĆ³ricos tics de nuestro venerable proceder siguen reproduciĆ©ndose fidedignamente en la actualidad aunque con la pĆ”tina digital como principal escaparate. AsĆ es: los actos de grandeza y de miseria jalonan nuestro curriculum āsocietalā de doble uso, aflorando aĆŗn mĆ”s si cabe por esas redes que todo lo āenredanā.

Luis G. FernƔndez
Editor
lfernandez@codasic.com
Con todo, parece que la ciberprotecciĆ³n, como nosotros, al fin se va haciendo mayor, y la madurez comienza a impregnar este desbocado mundo a medio construir, tan suculento para la ciberdelincuencia por su frĆ”gil andamiaje.
De un lado, y en medio de una nunca interrumpida oleada de sopapos a su actividad mercantil, los actores privados han venido llevando a cabo una colosal tarea de desbrozamiento y avanzadilla para apuntalar la viabilidad de la operativa empresarial en la jungla digital, propiciando, al tiempo, el afianzamiento de la llevanza de los riesgos tecnolĆ³gicos y la ciberseguridad. Y por derivada, la consolidaciĆ³n de las funciones y las personas a quienes se les confĆa estas tareas inĆ©ditas.
Por otro, reconforta constatar cĆ³mo los actores pĆŗblicos, poco madrugadores en estos menesteres y, tras una histĆ³rica y sonrojante precariedad de recursos -tan acusada como paliada por honrosos esfuerzos personales-, parece que se desperezan al albur del rico manĆ” europeo, prĆ³ximo a nutrir sus maltrechas encomiendas con vistas a la milagrosa transustanciaciĆ³n de la transformaciĆ³n. Su contribuciĆ³n a cimentar la consistencia del ecosistema, a la confianza generalizada en el mismo y al impulso de los generadores de ciberprotecciĆ³n āo sea, a la industriaā serĆ”n juzgados con lupa bajo la atinada sentencia: āCuanto mĆ”s se te observa, mejor te comportasā.
Creo que es de justicia romper una lanza de agradecimiento a todos los āĆ”ngeles de la guardaā que conforman las distintas dimensiones del sector; en este largo trecho vienen aportando, sin descanso, su mejor savoir faire para tratar de salvaguardar la delicada travesĆa global en la que todos estamos embarcados.
Como colofĆ³n, en estos tiempos de tanta suplantaciĆ³n y de gatos por liebre, nos enorgullece reafirmar nuestro genuino adn periodĆstico, de ser de buen fuste y, cuando procede, de fusta, y, al tiempo, sin dejar de contribuir a impulsar y cohesionar un proyecto sectorial que, tal vez en manos de otras fuerzas centrĆpetas, acaso se hubiese conformado de otra manera sin el āestilo SICā.
Tiene pinta de que despuĆ©s de estos intensos treinta aƱos, aĆŗn habrĆ” que seguir en ello un ratito mĆ”s.
Como ācodaā final a este texto y a mi indisimulada debilidad por lo musical, concluyo trayendo a colaciĆ³n una mĆtica canciĆ³n ācompuesta al alimĆ³n por Sabina y su fiel Panchoā que me permito tunear pues viene pintiparada para el caso de nuestra aĆŗn tuerta pero queridĆsima ciberseguridad:
ā... Pero si me dan a elegir entre todas las vidas yo escojo la del ciberpirata cojo con teclado de palo con parche (sin actualizar) en el ojoā
Pues eso.