RNS: mercado y patriotismo

A las estructuras verdaderas de la ciberseguridad nacional de EspaƱa no parece que les guste depender de compaƱƭas especializadas proveedoras de tecnologĆ­a y servicios con un alto riesgo de ser adquiridas por capital extranjero o de las que se pueda sospechar que sus socios o propietarios estuvieran deseando que entre capital extranjero en sucesivas rondas de financiaciĆ³n.

Por otra parte, el sector de la defensa y la seguridad patrio, ha estado desde hace muchos aƱos sin interĆ©s por invertir tambiĆ©n en el futuro (salvo escasas y muy significadas excepciones), mientras sus ejecutivos (que se pensaban que ellos eran el Estado) se mantenĆ­an dulcemente anestesiados por la suave cadencia de los millonarios pedidos clĆ”sicos del ā€˜clienteā€™, que no invertĆ­a un duro en seguridad de la informaciĆ³n. Mientras eso sucedĆ­a, el ramo de la ciberseguridad de muchos otros paĆ­ses se abrĆ­a camino a su alrededor al ritmo de speed metal propio de las transformaciones ā€˜digitalesā€™ (la de antes y la de ahora). Y asĆ­ tenemos en nuestra historia casos extremos: el del temprano emprendedor al que le comprĆ³ la compaƱƭa una multinacional de copete, y empresas de las que EspaƱa como estado no puede prescindir, al tiempo que econĆ³micamente raquĆ­ticas, como Epicom.

El hecho es que aquĆ­, y hasta hoy, la ciberseguridad ha crecido ligada preponderantemente al comprador privado. Es muy anglosajona y, por tanto, sus cromosomas incorporan genes tĆ­picamente asociados al mundo TIC: enfoque exclusivo a resultados, beneficios rĆ”pidos, rondas galĆ”cticas de financiaciĆ³n/inversiĆ³n, caza y captura de ideas con futuro inmediato en modo churrera acelerada e incorporaciĆ³n eficiente en el proceso especulativo de muerte sĆŗbita y nacimientos mĆŗltiples.

Para poder empezar a construir el esqueleto de la ciberseguridad nacional, los responsables de la misma se vieron en su momento obligados a tirar de expertos y de las empresas que creyeron en la idea e invirtieron en un futuro lleno de riesgo. Y esas son las que, mƔs o menos, configuran en el presente el ramo de la ciberseguridad nacional.

Pero los tiempos estĆ”n cambiando: ahora sĆ­ interesa la ciberseguridad nacional (que es la de todos), suena la pasta y estĆ” en ejecuciĆ³n un primer piloto de la Red Nacional de SOC-RNS, una buena iniciativa no exenta de provocar desajustes sectoriales hasta ahora no vividos, porque al requerir para algunos procesos el uso de herramientas comunes, algunos prestadores privados que aspiran a estar en dicha Red, sienten cierta curiosidad por saber las condiciones de su uso.

El segundo punto de fricciĆ³n tiene que ver con la comparticiĆ³n y los tipos de actores de la RNS, en la que junto a los centros pĆŗblicos hay prestadores especializados privados. Y esto ha despertado susceptibilidades entre algunos responsables de MSSPs. ĀæPor quĆ©? Pues dicho en romĆ”n paladino: porque el prestador comparte en la Red lo que su cliente de la Red le diga, en funciĆ³n del contrato de prestaciĆ³n al que los dos se obligan. Si ser miembro de la Red le obliga a mĆ”s, podrĆ­a ver en peligro su know-how y generar en clientes suaves quiebras de confianza.

Nos vamos haciendo mayores, el gremio va creciendo y la importancia de la ciberseguridad, tambiĆ©n. Y lo que antaƱo empezĆ³ como una magnĆ­fica colaboraciĆ³n entre leales, ahora mĆ”s que nunca debe fortalecerse. Al fin y al cabo, los de este lado somos los buenos.

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