Regreso al futuro: viajando al Criptoverso

Marty corre apresurado al laboratorio mostrando su creciente preocupación por lo que hacen llamar el “Criptoverso”. Necesita entender de dónde venimos para comprender hacia dónde vamos. Nos adentramos sin titubear en el Delorean, acelerando hasta que el “condensador de fluzo” nos arroja en la década de los 90. Épica época de los ahora viejunos digitales, venerando computadoras de pocos Mhz con botón de Turbo y unas pocas aplicaciones. La placentera música de un módem de pocos kilobaudios conectando a la InfoVia y dosificado a horas contadas. ¡Niño/a, cuelga el teléfono leñe! Contenidos ingeniosos y vírgenes, foros de notícias ávidos de conocimiento, espacios de chat sedientos de socialización, primeras cosechas de buscadores y servicios de correo gratuitos. Marty evoca la web 1.0 donde el valor está en el contador de visitantes.

El Delorean sigue su ruta ahora llegando al nuevo milenio. Llega el ADSL con megabits de velocidad para cualquier hijo de vecino. La computación móvil, las primeras tabletas y móviles como ladrillos empoderados por el “Güifi” y el 3G con centenares de aplicaciones para cualquier uso imaginable. Ojo Caperucita, ha llegado el lobo con “piel de cordero” para conectarte con el leñador, compartir recetas con la abuelita y ojear esa última capucha que saben que tanto le gusta. Sentimos la web 2.0 donde el valor está en los datos, troceados al servicio del ancestral arte de la influencia: “Lo saben todo de ti”.

Retornamos de nuevo al presente, por fibra óptica o 4G encadenados a dispositivos con más cámaras que botones. Maestros de la comunicación mediante “wasales”, videojugadores de talla mundial, seguidores de dioses del streaming, “likeando” los virales contenidos en video-segundos de pura adrenalina! Y no olvidemos nuestra santificada “Cadena de Bloques” que estás en la nubes, substrato del universo de las criptocosas: ya sean criptomonedas de perritos a gusto de Elon, cibercromos de simpáticos monos o el sufrido rescate en bitcones del último ramonware. ¿Estamos locos o qué? El circo no está completo, ¡pasen y vean!. Zucky nos tenía preparados el siguiente nivel, el metaverso. Vivimos la Web 2.5, la de los “influencers”. Momento de navegar al futuro Web 3.0. El 5G y sucedáneos convierten la red en algo etéreo. Nuestras manos se liberan de su esclavitud. ¿Libertad? Nuestros ojos ahora observan la vida por los rosas cristales de la realidad aumentada, convivimos con nuestro asistente personal que nos acompaña por un mundo feliz teóricamente descentralizado, aquel que nos satisface con todo aquello que queramos ver y oír. ¿Verdad Aldous Huxley? Nos ocultamos tras avatares y filtros restringen la interacción con aquellos con suficiente nivel de puntuación. El trabajo dejó de ser físico y somos arquitectos digitales, creadores intelectuales y artísticos de contenidos empaquetados para poder ser consumidos por nuestros semejantes llenando nuestros “wallets”. ¿Nuestro sueño? Comprar una ciberparcelita en algún lugar romántico del metaverso donde poder dibujar a golpe de píxel lo que se nos antoje. Doc pregunta a Marty a su vuelta, “¿qué pudiste ver?” “El pulso del mundo que se acerca, convertirá las interacciones en transacciones. Necesitamos estándares y regulación” “y…¿HOLDeamos nuestros bitcoins?” … “Por supuesto. ¡Nadie me llama gallina!”

REFERENCIAS

• https://metaverse-standards.org/
• https://www.expansion.com/expansion-empleo/profesiones/2022/07/28/62e2bbd2468aebf10b8b4691.html
• https://cincodias.elpais.com/cincodias/2022/03/24/legal/1648105613_320699.html/

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