El renacer de los ā€˜Forensicadores’

Otra noche mĆ”s frente a mi computadora, ataviado con una confortable bata de Homer Simpson y grandes cascos de ā€œgamingā€, alumbrado tras estrambóticas luces LED ambientales. Cueva convertida en cuartel general de la lucha contra el ā€œcrimenā€, solitaria pero encandilada por chats y videoconferencias. Todo se desvanece cuando el vĆ”stago despierta reclamando atención: ā€œNo puedo dormir papĆ”, cuĆ©ntame otra vez sobre los forensicadoresā€.

Como ā€œabuelete cebolletaā€, me acomodo recuperando esos lejanos recuerdos archivados en recónditos ā€œbackupsā€ mentales. Esa Internet de hace aƱos, sin nubes y a velocidad de pocos ā€œMegasā€, llena de estaciones de grandes torres con un puƱado de aplicaciones conviviendo en discos duros de pocos ā€œGigasā€. Extraerlos era como adentrarse en una sombrĆ­a cueva llena de polvo. Ataviado con clonadora en mano esperando el ansiado ā€œhashā€ que encumbraba la cadena de custodia. Pilotando herramientas abiertas, o ese software forense de seis letras que todo hijo de vecino conocĆ­a, olfateando el rastro como perrito sabueso que condujera a jugosos hallazgos. Un bonito informe y sanseacabó, a otra cosa mariposa mientras llega el siguiente.

Arropas a tu criaturilla dormida por la ā€œemocionanteā€ batallita. Momento para suspirar y exclamar …”CuĆ”nto hemos cambiado! El forensicador es ahora hombre de batalla, sin tiempo para respirar. Malabarismos con decenas de casos en paralelo y con muchos otros en la despensa esperando un poco de atención. PortĆ”tiles, tabletas, telĆ©fonos inteligentes, cacharrerĆ­a de la Internet de las Chorraditas… Sistemas o bien vulnerables o debilitados por los humanos, repletos de aplicaciones de su padre y de su madre. Nuestra amiga la ā€œnubeā€ aterriza millares o millones de ficheros acumulados, dispersos en mĆŗltiples lugares e históricos de navegación esquizofrĆ©nicos. Utilizando herramientas forenses para dar y repartir, ā€œsacando puntaā€ a la evidencia y recorriendo cada recóndito artefacto. Sin embargo, no hay entuerto resoluble sin mirar mĆ”s allĆ”: sistemas clave, logs a mamporro, trĆ”fico de red para aburrir, y la valiosa información de inteligencia.

Ahora ā€˜forensicadores’ somos muchos: a la caza de cualquier indicio de compromiso, sobrevolando a toda velocidad para ayudar a contener la sangrĆ­a durante la respuesta, o bien destripando en profundidad buscando respuestas que permitan entender y corregir. Incluso algunos magos de la narrativa y los dibujitos con bonitas lĆ­neas de tiempo y diagramas de compromiso.

Es momento de dar un paso adelante, como industria y como profesión. La velocidad, agilidad y escalabilidad se han vuelto claves. Rompamos con los silos de información, convirtiendo los productos forenses en ricos conjuntos de datos. SoƱemos con productos interoperables siguiendo una ontologĆ­a y semĆ”ntica comĆŗn, aplicando un razonamiento basado en la experiencia. Es necesario conectarlos y automatizarlos (SOARizarlos), ansiando olvidar esos ā€œcopia-pegaā€ y los clics de ratón humanos sin razón. Dejemos que la ForensIA acerque a esos ā€œcopilotosā€ que acompaƱen al investigador en su viaje y, evitando sesgos en la medida de lo posible, le arrojen algo de luz en la oscuridad. Colaboremos de verdad, sin tickets y ā€œping-pongā€ de informes, cuando toca y aportando valor. Sin olvidar los entregables, construyamos conocimiento que sirva para madurar y crecer.

Es inevitable. Se acerca un nuevo amanecer, el renacer de los Forensicadores.

Your browser is out-of-date!

Update your browser to view this website correctly.Update my browser now

×