Hack-Back! Ojo por ojo

Despierto a media maƱana despuĆ©s del tremendo ā€œciber jolgorioā€ nocturno. Una larga noche llena de actos heroicos, vivida con premeditación, nocturnidad y alevosĆ­a. Hoy me he levantado con la sonrisa puesta y nada ni nadie me puede parar. Una visita a mi armario para tomar mis pantalones militares de Airsoft y mi ya desgastada camiseta con la careta de ā€œGuy Fawkesā€. Me siento en mi escritorio para abrir el terminal, mientras abro el apetito con los cereales con leche de mi niƱez. Sin poder evitarlo, sale dentro de mĆ­ una musiquilla que suena tal que asĆ­, ā€œUna mattina mi sono alzatoā€ Ā”Es el ā€œBella Ciaoā€! Gran himno de la resistencia que me pone ā€œGallina de Pielā€. Echando la mirada atrĆ”s intento vagamente recordar cómo comenzó todo. .

Mi afición por luchar contra la injusticia nació aƱos atrĆ”s en los chats de IRC, moderando esa jaurĆ­a de trolls a golpe de baneo, quizĆ”s algunas veces con un sutil ā€œping de la muerteā€: ā€œPantallazo azul, game over bro!ā€ Como dirĆ­a el icónico Steve Urkel... Āæhe sido yo?
AƱos despuĆ©s la ā€œindignaciónā€ colectiva dió un paso mĆ”s, empoderando el ā€œactivismo digitalā€. Enrutadores y servidores recibiendo ā€œamor empotradorā€ durante innumerables y masivas ciberprotestas en forma de denegación de servicio. Bocas desencajadas, y alguna cabeza rodando, tras Ć©picos hackeos filtrando pĆŗblicamente las ā€œvergüenzasā€ de cada casa y todo dato posible de los objetivos a golpe de ā€œDoxxingā€. AdemĆ”s, todo ello aderezado con un espĆ­ritu al mĆ”s puro ā€œBricomanĆ­aā€ (o Do it Yourself), larga vida al ā€œHackBack!ā€, toma un bol de palomitas y aprende de los mejores. Phineas Phisher o La9deAnon fueron algunos de los mĆ”s notorios en nuestro paĆ­s.

En los Ćŗltimos aƱos lo mĆ”s ā€œtrendyā€ han sido los ataques ā€œpatrióticosā€, en conflictos locales o globales: hace unos aƱos por la RepĆŗblica Independiente Catalana y ahora por el conflicto entre Rusia y el mundo occidental por la guerra en Ucrania, al grito de ā€œĀ”SerĆ”n Hijos de Putin!ā€. El fin justifica los medios, Āæverdad?

Si nos movemos hacia el lado del ā€œpoderā€, ejercido o no de manera democrĆ”tica, nos encontramos con una realidad llena de acciones ofensivas. Algunas amparadas por la ā€œnecesidadā€ de la inteligencia donde periodistas, disidentes polĆ­ticos y cualquier ā€œPersonajillo de InterĆ©sā€ son vĆ­ctimas de espionaje pasivo y activo de su vida digital. Hoy dĆ­a ya no nos resultan tan sorprendentes acciones policiales encubiertas para realizar seguimientos o ā€œregistro remotoā€, apoyado legĆ­timamente por la actual Ley de Enjuiciamiento Criminal (LECrim). AdemĆ”s, el derecho a la autodefensa de los estados estĆ” reconocido y regulado, cuando ocurre entre iguales, y se complica en el resto de escenarios. Nos sorprenden acciones, algunas veces quizĆ”s al ā€œborde de la legalidadā€, como el compromiso y desactivación de infraestructura criminal realizado por algunas empresas privadas o denegaciones de servicio ā€œpolicialesā€. ā€˜Ransomeador’ cobarde Ā”que te me escondes en la darkweb, pues DDoSazo que te llevas!

Nuestra nostĆ”lgica Internet de ā€œSalvaje Oesteā€, llena de intereses comerciales y estratĆ©gicos, se ha convertido en el ā€œSĆ”lvame Deluxeā€ de los conflictos. Poco a poco siendo regulado, intentando poner ā€œvallas al campoā€: el revitaminado convenio de cibercrimen de Budapest, las evolucionadas leyes de protección de datos (LOPD/GDPR), las regulaciones NIS/NIS2, refritas leyes judiciales... Queda mucho bacalao por cortar, mientras tanto ojo con soltarse la coleta y ā€œtomarse la justicia por la manoā€. La ciberseguridad ofensiva es hoy en dĆ­a el deseo de muchos pero el privilegio de unos pocos.

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