Hack-Back! Ojo por ojo
Despierto a media maƱana despuĆ©s del tremendo āciber jolgorioā nocturno. Una larga noche llena de actos heroicos, vivida con premeditación, nocturnidad y alevosĆa. Hoy me he levantado con la sonrisa puesta y nada ni nadie me puede parar. Una visita a mi armario para tomar mis pantalones militares de Airsoft y mi ya desgastada camiseta con la careta de āGuy Fawkesā. Me siento en mi escritorio para abrir el terminal, mientras abro el apetito con los cereales con leche de mi niƱez. Sin poder evitarlo, sale dentro de mĆ una musiquilla que suena tal que asĆ, āUna mattina mi sono alzatoā Ā”Es el āBella Ciaoā! Gran himno de la resistencia que me pone āGallina de Pielā. Echando la mirada atrĆ”s intento vagamente recordar cómo comenzó todo. .
Mi afición por luchar contra la injusticia nació aƱos atrĆ”s en los chats de IRC, moderando esa jaurĆa de trolls a golpe de baneo, quizĆ”s algunas veces con un sutil āping de la muerteā: āPantallazo azul, game over bro!ā Como dirĆa el icónico Steve Urkel... Āæhe sido yo?
AƱos despuĆ©s la āindignaciónā colectiva dió un paso mĆ”s, empoderando el āactivismo digitalā. Enrutadores y servidores recibiendo āamor empotradorā durante innumerables y masivas ciberprotestas en forma de denegación de servicio. Bocas desencajadas, y alguna cabeza rodando, tras Ć©picos hackeos filtrando pĆŗblicamente las āvergüenzasā de cada casa y todo dato posible de los objetivos a golpe de āDoxxingā. AdemĆ”s, todo ello aderezado con un espĆritu al mĆ”s puro āBricomanĆaā (o Do it Yourself), larga vida al āHackBack!ā, toma un bol de palomitas y aprende de los mejores. Phineas Phisher o La9deAnon fueron algunos de los mĆ”s notorios en nuestro paĆs.

Carlos Fragoso
carlos@fragoso.eu
En los Ćŗltimos aƱos lo mĆ”s ātrendyā han sido los ataques āpatrióticosā, en conflictos locales o globales: hace unos aƱos por la RepĆŗblica Independiente Catalana y ahora por el conflicto entre Rusia y el mundo occidental por la guerra en Ucrania, al grito de āĀ”SerĆ”n Hijos de Putin!ā. El fin justifica los medios, Āæverdad?
Si nos movemos hacia el lado del āpoderā, ejercido o no de manera democrĆ”tica, nos encontramos con una realidad llena de acciones ofensivas. Algunas amparadas por la ānecesidadā de la inteligencia donde periodistas, disidentes polĆticos y cualquier āPersonajillo de InterĆ©sā son vĆctimas de espionaje pasivo y activo de su vida digital. Hoy dĆa ya no nos resultan tan sorprendentes acciones policiales encubiertas para realizar seguimientos o āregistro remotoā, apoyado legĆtimamente por la actual Ley de Enjuiciamiento Criminal (LECrim). AdemĆ”s, el derecho a la autodefensa de los estados estĆ” reconocido y regulado, cuando ocurre entre iguales, y se complica en el resto de escenarios. Nos sorprenden acciones, algunas veces quizĆ”s al āborde de la legalidadā, como el compromiso y desactivación de infraestructura criminal realizado por algunas empresas privadas o denegaciones de servicio āpolicialesā. āRansomeadorā cobarde Ā”que te me escondes en la darkweb, pues DDoSazo que te llevas!
Nuestra nostĆ”lgica Internet de āSalvaje Oesteā, llena de intereses comerciales y estratĆ©gicos, se ha convertido en el āSĆ”lvame Deluxeā de los conflictos. Poco a poco siendo regulado, intentando poner āvallas al campoā: el revitaminado convenio de cibercrimen de Budapest, las evolucionadas leyes de protección de datos (LOPD/GDPR), las regulaciones NIS/NIS2, refritas leyes judiciales... Queda mucho bacalao por cortar, mientras tanto ojo con soltarse la coleta y ātomarse la justicia por la manoā. La ciberseguridad ofensiva es hoy en dĆa el deseo de muchos pero el privilegio de unos pocos.