Ciberseguridad en Europa: Entre el Nuevo Orden GeopolĆtico y el Confucianismo Digital
La (r)evolución digital ha proporcionado un nuevo componente en el mapa geopolĆtico mundial, configurando un tablero donde los sistemas de información conectados emergen como un nuevo campo de batalla, algo mĆ”s silencioso que los carros de combate, pero si cabe mĆ”s mortĆfero.
Nos encontramos ante un escenario donde las doctrinas tradicionales de poder se reconfiguran bajo el prisma de algoritmos, acceso masivo a datos y a talento humano no reproducible por software.
Esto ya lo sabĆamos. La novedad es que la nueva administración de EEUU ha aƱadido a esta nueva realidad una aproximación disruptiva a las alianzas tradicionales y una reconfiguración de prioridades estratĆ©gicas a muy corto plazo.

Dr. Alberto Partida
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Esto ya lo sabĆamos. La novedad es que la nueva administración de EEUU ha aƱadido a esta nueva realidad una aproximación disruptiva a las alianzas tradicionales y una reconfiguración de prioridades estratĆ©gicas a muy corto plazo.
Europa, tradicionalmente acunada en el confort de su dependencia tecnológica de Estados Unidos, se encuentra ante la disyuntiva de reinventarse o quedar relegada a un papel secundario, y, lo que es mÔs importante, se ve obligada a redefinir su identidad.
El fondo europeo de defensa (European Defence Fund), con su asignación de mĆ”s de siete mil millones de euros para el perĆodo 2021- 2027, intenta responder a este cambio estratĆ©gico, donde seis de las once categorĆas de gasto estĆ”n directamente relacionadas con las tecnologĆas de la información, por ejemplo, superioridad informativa, sensores avanzados, ciberseguridad, espacio, transformación digital y resiliencia energĆ©tica, y las cinco restantes, materiales avanzados, combate aĆ©reo, defensa terrestre y combate naval, actualmente dependen tambiĆ©n de sistemas de información.
En paralelo, observamos cómo China ha integrado elementos del confucianismo en su estrategia digital global. Esta filosofĆa milenaria, reinterpretada bajo el prisma tecnológico, prioriza la estabilidad social y el rol del Estado como guĆa moral. Esto se refleja en el cibercontrol y la gobernanza digital en China con el Gran Cortafuegos de China, justificado con la idea de mantener la armonĆa social. La noción confuciana de responsabilidad colectiva fomenta la formación de talento en ciberseguridad bajo principios de lealtad al Estado. Empresas como Huawei y Tencent trabajan alineadas con el gobierno, garantizando que el desarrollo tecnológico siga la āmoralidadā estatal.
En este escenario bipolar, Europa encuentra su oportunidad histórica no en la competición frontal, sino en la ocupación de un espacio único de colaboración con las dos potencias mundiales.
La soberanĆa digital europea actualmente no puede residir en la autarquĆa tecnológica, sino en la capacidad de establecer estĆ”ndares Ć©ticos y marcos de gobernanza que influyan en el desarrollo global.
Por ejemplo, en el entorno de las entidades financieras, la obligación de realizar regularmente pruebas de penetración basadas en amenazas, estipulada por la nueva legislación de resiliencia digital (DORA) podrĆa llevarse a otros sectores en Europa, elevando asĆ nuestro grado de resiliencia en sectores crĆticos de nuestra economĆa.
La ciberseguridad del futuro serÔ aquella que proteja no sólo infraestructuras, sino modelos sociales y valores compartidos.